También conocidas como de heladera. Ricas y hermosas.

Una vez más, nuestro amigo Crandon se une a la tradición familiar para estas galletitas que llevan un tiempo, pero no son difíciles.

La masa lleva mateca, azúcar, huevos y harina (no pongo toda la harina que lleva, sino que la incorporo al amasar y estirar, en la mesada: descubrí que quedan menos rocáceas así)

Se divide la masa en dos, y a una parte se le agrega cocoa.

Estirar las dos masas más o menos del mismo tamaño, y superponerlas. Los pedacitos que sobran de allá, ponerlos acá, donde falta.

Y enrollar.

Esto es medio intuitivo. En la foto se ve que empecé a enrollar. Ahí paré, corté el cilindro del resto de la masa, porque me pareció que el tamaño era adecuado, y la parte restante la enrollé en el otro sentido.

Estos muchachitos se van a la heladera (como 20 horas los dejé, pero pueden ser 3, 4…)

Díganle hola al espiral perfecto! Acá ya está duro de heladera.

Pronto para cortar en rodajas (cómo amo cortar masa).

Van al horno a 205 grados por 10 min.

No son hermosas?

Nuevas formas aquí.