Para comer fresquita.
Me gusta mucho la compota, pero además sirve para aprovechar fruta que ya no está para comer sola (cocinada, se conserva por más tiempo). En este caso es de manzana, pero tambié he hecho de pera.
Se corta la fruta en cuartos (a veces más chica).
Y se mide más o menos cuántas tazas estamos poniendo, para saber cuánta azúcar usar.
El libro del Crandon tiene unas referencias (ninguna para manzana). A la conclusión que llegué es que por cada taza de fruta iría media de azúcar. Tenía 5 manzanas, y puse 1 taza de azúcar (calculé que cada fruta ocupaba casi una taza, así que al resultado 5/4 le resté un poco…)
Se cubre con agua y se pone a hervir.
Cuando la manzana se puede pinchar con tenedor, es hora de sacarla. El juguito queda muy bueno, pero lo mejor es dejar que se enfríe.
🙂