El extenuante arte de comer hojas.
Luego de mi primera experiencia con la espinaca, y empecinada en hacer una pascualina, le pedí a mis padres que me compraran en la feria la cantidad que ellos comprarían para una torta.
Recibí esto.
Así que con todo el entusiasmo me puse a cortar tallos, lavar hojas, hervirlas y escurrirlas.
Y otra vez me quedé corta. Fue más lo que sobró que lo que se podía poner adentro de la masa.
Igual piqué las hojas bien chiquitas, las salté con cebolla y morrón, y las condimenté (luego resultaría claro que no lo suficiente).
Hice una masa de pastel de fiambre (2 tazas de harina, 1/2 de leche o agua caliente, 1/2 de aceite, sal), y, ya frustrada, le metí el relleno. Apenas me daba para hacer el hueco para los huevos.
La torta quedó ahí, sin mucho gusto. Por ejemplo me olvidé de mezclarle queso rallado, que es lo que hace mi madre.
Ella me dijo que en realidad ella usa tres atados de espinaca. Pero el que fue a la feria fue papá (hola, pa!).
Mucho me temo que mis futuros hijos van a tener que ir a lo de la abuela para disfrutar de una pascualina casera!
Procedimiento:
- Lavar, hervir, escurrir bien y, picar fino 3 atados de espinaca (sólo la hoja).
- Saltarla con cebolla y morrón
- Mezclarla con queso rallado y condimentos a gusto
Para la masa
- Mezclar 2 tazas de harina con sal a gusto.
- Agregarle 1/2 taza de leche o agua caliente y 1/2 taza de aceite
- Amasar y dividir la masa en dos.
- Estirar una mitad y colocarla sobre asadera o tortera enmantecada.
Colocar el relleno de espinaca sobre la masa. Hacer huecos para colocar huevos crudos.
Estirar el resto de la masa para cubrir. Pintar con yema de huevo batida con un poquito de leche.
Hornear hasta que dore.
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