Una iniciación.

Todo surgió porque me sobraban claras. Y Maru Botana tenía una receta de crepes con 2 claras y y huevo. Vamo’ arriba.

Lo único que los de ella eran dulces, y yo los quería hacer salados (los de dulce de leche para otra oportunidad – aquí), así que omití la canela y la vainilla y le agregué sal (esto lo hice cuando ya había empezado a cocinar los crepes… me olvidé).

Hay pila de recetas de crepes por ahí, y varían un poco. No creo que me quede con ésta salvo que me apremie el tema de las claras de nuevo. Como ésta no decía el modo de cocción, tuve que buscar métodos, y también hay diferencias (usan manteca o aceite o nada…).

En definitiva: licué todos los ingredientes (1 huevo, 2 claras, 1 1/4 taza de leche, 1 taza de harina, 1 cucharada de aceite, sal).

Y puse la masa en la heladera como una hora (pero puede ser media).

Luego eché un poquito de aceite en la sartén (sólo la primera vez), y cuando estuvo caliente, eché un cucharón de mezcla, como para cubrirla.

Era bastante líquida la cosa, así que se esparcía hasta los límites de la sartén. Cuando estuvo hecha de abajo, la di vuelta con ayuda de espátulas y la cociné del otro lado.

Apilé todas las crepes (es femenino?).

Cuando hube hecho todas (me salieron 9), las rellené con jamón y queso picado. Solo en la mitad, y después las doblé en dos.

Así dobladas, las puse de vuelta en la sartén para calentar un poco y derretir la muzzarella.

Qué rico!

[Ahora me paro a pensar en la diferencia con los panqueques. Y en realidad los crepes son panqueques! Con respecto a la receta que uso yo, queda más finita la cosa, y no se me secaron enseguida]