Sólo dos ingredientes (y una procesadora).

Esto es maravilloso: la banana, congelada en trocitos, cuando se procesa adquiere una cremosidad especial, típica del helado. Además, como es una fruta dulce, no precisa agregarse azúcar. Esto te habilita a un sin fin de posibilidades, si tenés imaginación.

Yo mucha no es que tenga, así que me ceñí a las dos opciones que Noeliska: con cacao y con frutilla.

Hace un tiempo había probado hacer esto con mi licuadora, pero lo cierto es que la pobre sufrió y no llegué al resultado deseado. Pero con la procesadora de mi abuela anda bien. Fíjense si vuestra licuadora es potente.

Esta es la banana un poco antes de convertirse en crema: aún en trocitos sólidos.

Y he aquí el resultado final. Bello, verdad? Tiene un poco de cacao amargo.

Acá pueden echarle un vistazo a la versión de frutilla, esperando en el freezer dentro de su ziploc (a razón de 10 frutillas por cada banana), y luego de procesada.

Me encantó esta opción porque no se siente tanto el gusto a banana y, en todo caso, pega mucho más la combinación frutal.

Así que ya saben: cuando las bananas empiecen a ponerse negras, las cortan en rodajas y las ponen en el freezer. Cuando pinta calor en esta primavera errática, las bajan y las procesan a gusto.

Si se te ocurre otra combinación contame!

Ingredientes:

• Una banana = un plato de helado
• 10 frutillas por cada banana
• Cacao a ojo