Poniéndole onda al tubérculo!

Los jueves vienen mis cuñados a cenar a casa, y como dicen que se pasan toda la semana a fideos y arroz, intentamos esmerarnos con algo más elaborado. Aunque el resto de los días comamos pasta y arroz! Jaja.

Generalmente Adorado Esposo se ocupa de alguna carne al horno. Distintos cortes, salsas, rellenos. Como es un área que no me interesa para nada, yo me dedico al acompañamiento. Y al postre, obvio.

El otro día fui a hacer papas a la crema, jurando que era una receta que ya había hecho y publicado. Pero no! Había hecho estas papas gratinadas (con salsa blanca) que también están buenas.

La receta sale del libro Nuestras recetas de siempre, de Hugo Soca, e implica poner las papas en rodajas (con cáscara! menos trabajo… casi nunca pelo las papas) en una asadera enmantecada, y bañarlas con crema de leche condimentada.

Ahora estoy viendo las fotos y leyendo de vuelta la receta y me doy cuenta que la pifié (qué raro! JAMÁS me pasa de leer a las apuradas y pecar de inducir demasiado…). Así que presten atención:

Hay que tapar la asadera con papel de aluminio y llevar al horno a 180 hasta que las papas estén cocidas. Después se le agrega queso rallado y se lleva al horno de vuelta para gratinar.

(O estas son las papas ya cocidas?)

Así me quedaron. Y no les muestro la foto del autor porque no da.

Otra genial opción para las multifacéticas papas.

Edito Junio 2017: Las hice de vuelta, con el papel de aluminio y el queso a posteriori: