Torta de chocolate y remolacha

Nunca dejamos de innovar

(receta hecha y escrita hace tiempo)

No sé dónde fue que vi la idea primero, ni por qué se me dio por llevarla a la práctica ahora, pero lo cierto es que busqué recetas, me quedé con una fácil, y me puse a manipular remolachas por primera vez en mi vida (las había probado, eso sí, pero nunca cocinado).

La primera pregunta que me surgió fue: qué se hace con el resto de las remolachas? Averiguaremos para la próxima [edit: aquí una tarta de hojas de remolacha]

Habiéndole sacado tallos y hojas, empecé a pesar remolachas. Se precisaban 250 gr. de puré de remolachas, así que calculé que con tres remolachas crudas y con cáscara que pesaban 300 me iba a dar bien.

Las piqué en pedacitos chicos y las puse a hervir. Llevó raaato que se ablandaran. Las aplasté con el pisa papas, pero no quedó perfecto el puré (lo mismo me pasa con la zanahoria: no parece nunca ablandarse del todo). Cuestión es que volví a pesar, y me dio que tenía 200 gramos. A partir de ahí adapté el resto.

Los colores que se obtienen en el proceso!

Reduje la cantidad de azúcar (y además le enchufé una parte rubia), de aceite y de harina. Usé cocoa dulce en vez de cacao amargo. Y no usé batidora (en parte porque a mi hija le asustan los ruidos, pero sobre todo porque me daba pereza). Aunque bien podría haber licuado para deshacer del todo la remolacha.

La hornée en una asadera rectangular de mi madre, porque me vinieron a buscar y decidí terminarla en su casa.

Y luego me la llevé de vuelta a casa porque a nadie le entusiasmaba la idea de esta torta.

Pero está riquísima! No se nota el gusto de la remolacha, ni tampoco los pedacitos que no se deshicieron. La iba a bañar, pero Mi Adorado Esposo dijo que no era necesario, que estaba rica así.