Chocolate también.

Hace un tiempo, mi amiga Vero me regaló un libro de tortas en fascículos que ella había empezado a coleccionar a la vez que su madre (salía con El Observador). En cierto momento unificaron, y les quedó una copia (incompleta) extra.

El otro día me puse a ojear el libro y quise probar la «Torta de cumpleaños con cucuruchos». La excusa oficial era el cumpleaños de Adorado Esposo, pero todos sabemos que no necesito motivos para cocinar.

De entrada digo que de cucuruchos ni hablamos, eh? (he visto la técnica de pintar globos con chocolate y luego pincharlos, pero seguro que si yo la pruebo no funciona).

La torta lleva grandes cantidades de chocolate y manteca*, a derretir a baño maría.

(*En realidad solo 100 gramos de manteca: la mayoría de las cosas que hago lleva más)

Luego, manteca de maní (que hice procesando maní tostado caliente hasta conseguir una pasta).

Yemas (seis!), harina (muy poquita!) y claras batidas a nieve con azúcar (por suerte, seis también).

Había más volumen de claras que de masa!

Esto va a dos torteras grandes (24 cm) forradas con papel manteca (usé aluminio). Carezco de torteras exactamente iguales, pero ni se notó en el resultado. Me llamó la atención lo finitas que quedaron las dos tortas.

Para el relleno se precisa un montón de crema de leche, batida con azúcar; más manteca de maní…

y gelatina «hidratada y disuelta en agua fría».

Era mi primera vez usando gelatina para cocinar. Y tuve algunos pequeños inconvenientes: 1) pedía 5 gramos y el sobrecito venía de 7.   2) No tenía forma exacta de medir 35 ml. de agua (usé una mamadera vieja de Hija, que marcaba 30).   3) la gelatina se me solidificó:

Qué cómico, no? Lo mejor es que no tenía idea de cómo debía lucir. Aún no la tengo, pero estoy convencida de que así no. Lo que hice fue agregarle un poquito más de agua y revolver para intentar disolverla mejor.

[Me dice por interno Marian la que cocina que si la ponía en el micro unos segundos se disolvía divino… Gracias, Marian!]

(parece puré de manzana).

Así quedó el relleno:

Qué socotroco! Jaja. Nunca le puse tanto relleno a nada.

Para culminar, un ganache de chocolate. Podría haber sido con manteca de maní también, pero se me había acabado, y consideré que no le iba a hacer daño su ausencia. Busqué rápidamente cómo se hace un ganache y las proporciones: mismo peso de chocolate que de crema de leche. Tenía un paquete de crema abierto (de un cheesecake que se viene en breve), así que lo que hice fue pesarlo y picar la misma cantidad de chocolate. Me siento brillante (sobre todo porque cuando abro una bolsita de crema y no la uso toda, se me termina echando a perder).

La crema se calienta y se vierte sobre el chocolate. Se deja reposar un minuto y luego se bate a mano.

También se deja enfriar un poco. No hagan como yo:

La bandeja quedó inundada en ganache. Tuve que limpiar todo el borde inferior para poder cerrarla (es de esas que tienen tapa y podeś transportar).

Al día siguiente nos llevamos la torta de viaje y finalmente la degustamos.

Me pareció muy buena, más allá de que le sentí unos pedacitos de gelatina al relleno (cuack). Hubo quien le sintió gusto a Mantecol (por qué será?)

Creo que la próxima la hago sin relleno, porque, sin contar el incidente de la gelatina, es bastante pesado. Creo que puede funcionar lo más bien en una tortera sola. Y me quedo con ganas de probar el ganache con manteca de maní.