Sin manteca.

Como últimamente estoy haciendo muchas recetas de Instagramers, decidí volver a mis orígenes y buscar en los libritos del cajón de la cocina. Terminé en uno de los libritos Royal de cocina feliz de hace ya varios años. De este en particular no había hecho nada antes, pero de otros saqué las masitas y los yoyos, por ejemplo.

Ésta lleva harina, queso rallado, queso blanco (usé Requesón de Conaprole) y huevo.

Pero me quedó re seca la masa, así que le agregué más queso crema (podría haberle agregado agua también, no?).

Lo bueno es que la misma receta te decía que cortaras formas así nomás, evitándote el volver a estirar de cuando usás las formitas. También mostraba las galletitas con agujeritos, como si fuera queso, pero no encontré mi agujero-maker, y me dio mucha pereza hacerlos a cuchillo.

Me temo que no me quedaron tan finitas como deberían.

Una cosa curiosa me pasó al momento de ponerlos en la chapa. Me dije a mí misma: precisará enmantecar? Y recién ahí me percaté que la receta no llevaba manteca. Genial! Este tipo de galletas siempre abusa de la manteca (acá hay una receta que hice hace tiempazo).

Al horno van hasta dorar, pero decía que si las queríamos crocantes, había que bajar la temperatura y dejarlas secar. Lo que hice fue darlas vuelta y dejarlas al mínimo un rato.

Pero al final no las conseguí muy crocantes. Me quedaron medio secas, pero yo me las estoy comiendo todas.