Me esmeré!

Chiquilines, en enero mi hija cumplió tres años. Me parece indignante cómo los niños van y crecen todo el tiempo, cuando uno se piensa estable en una juventud eterna, pero la cuestión es que le hice una torta con forma de 3 (y quedé muy orgullosa, permitanmeló)

Ya sé que ahora se usan las tortas temáticas súper producidas para los cumpleaños, pero:

• tiendo a ser nostálgica de las tradiciones y la sencillez
• me gusta hacer las tortas yo, y soy incapaz de alcanzar niveles decorosos de decoración
• a Hija por ahora le encanta la combinación merengue y rocklets, así que zafo

Había buscado en Pinterest cómo hacer tortas de números. El 3 parecía fácil y, aunque estuve a punto de desistir, me di cuenta que hasta los 8 seguro no intentaba otro de los números (tienen muchas más piezas!).

Tuve algún inconveniente previo, como la ausencia de molde de tubo del tamaño indicado, que finalmente subsané haciendo yo misma los agujeros centrales con un vaso como guía.

Lo otro que me pasó es que estaba muy pancha después de haber hecho dos bizcochuelos de leche caliente, cuando me di cuenta que necesitaba dos más si quería rellenarlos (son muy bajitos para cortar), y tuve que salir de apuro a comprar leche y a prender el horno de nuevo.

Armé todo el mismo día porque festejamos el cumple en una casa de playa. Llevé los bizcochuelos envueltos en papel film y, a medida que llegaban los invitados y aumentaba mi estrés, hice los cortes (con valiosa ayuda de Esposo), el almíbar para humedecer, rellené con dulce de leche y preparé el merengue. Este último fue fundamental para disimular la diferencia de altura que vaya uno a saber por qué se dio entre mis bizcochuelos.

No sé si se ve, pero con algunas de las partes sobrantes hice una carita de torta, que bañé en chocolate para dar otra opción a los comensales (que por cierto prefirieron los clásicos brownies).

La cumpleañera me ayudó a poner los confites de chocolate, y todos contentos.